lunes, 15 de febrero de 2010

Un día con burka.

Un día con burka.

Hace 6 días, el ocho de Febrero de 2010 para ser exactos, las niñas del IES San Juan de Dios de 1º de bachillerato fuimos al instituto vestidas con un burka. Llegamos a las 8 menos cuarto como acordamos para vestirnos en la clase de proyecto antes que llegaran los demás alumnos y profesores del centro para vestirnos y echarnos las primeras fotos junto con nuestros respectivos compañeros que nos acompañarían durante toda la jornada en el instituto.
Nos dirigimos a la primera clase junto con nuestros compañeros que a su vez iban repartiendo la lengua trapera donde explicaba nuestro comportamiento durante ese día.
Todo el mundo del centro, se reían y nos miraban con caras extrañas, sentí muchísima vergüenza pero poco a poco comprendí que era normal la reacción de la gente y que mi rostro quedaba oculto bajo mi vestimenta de ese día así que no tendría de que preocuparme.
Durante dos horas y media aproximadamente, visitamos unas cuantas clases para explicarles el por qué íbamos acompañadas cada niñas por un chico y para leer la lengua trapera, que esta semana estaba dedicada a dicho tema. La lengua trapera y las preguntas que hacían los alumnos eran contestadas por los chicos ya que nosotras no podíamos hablar.
En la media hora del recreo algunas de las chic@ salimos como de costumbre a desayunar sin el burka puesto y otr@s se quedaron en la clase de proyecto comiéndose su desayuno.
Este día para mí ha sido muy especial, a pesar de no dar las clases como de costumbre, me ha gustado mucho poder vivir la situación que viven las mujeres afganas día a día en unas horas de clase. Además de la buena experiencia también debo destacar que he sentido un poco de agobio ya que el burka tenía unas pequeñas rejillas que impedían tomar el aire con la misma facilidad que lo hacemos sin él. A lo largo de la mañana me he iba adecuando a mi vestimenta y a las reacciones de las personas del centro.
En algunas de las clases, por no decir la mayoría, los niños se reían, cotilleaban por lo “bajini”, algunos hacían comentarios ofensivos en contra de las mujeres de carácter maxista, otros quedaban bastante serios después de quedar leída la lengua trapera y conocer la situación.
En conclusión la experiencia me ha gustado mucho poder vivirla y no me importaría para nada volverla a repetir, es más, lo haría encantada.

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